miércoles, 16 de diciembre de 2015

KANDINSKY. UNA RETROSPECTIVA

KANDINSKY. UNA RETROSPECTIVA
20 OCTUBRE 2015 - 28 FEBRERO 2016
CENTROCENTRO CIBELES

Casi cinco décadas de trayectoria artística de Kandinsky son explicadas a través de cuatro momentos y lugares que condicionaron la manera en que este artista definió y redefinió su estilo. Y es que el viaje en el que uno se sumerge al adentrarse en esta exposición parte de la etapa inicial en Múnich, donde prima el candor del artista, continúa con un retorno a su Rusia natal, fría, azul y melancólica. A esta etapa le sucede un regreso a la Alemania de la Bauhaus, en la que el negro de las paredes resalta la pureza de la geometría calculada que encapota sus obras, y finalmente, una luminosa etapa final en París.
Y es que la selección de dibujos, grabados, pinturas, citas textuales, audios, fotos y vídeos documentales ofrecen una visión contextualizada y global del artista que la comisaria Angela Lampe desea transmitir.
Es así como se nos muestra un Kandinsky inconcebible sin el conocimiento de sus grandes textos teóricos sobre su experimentación pictórica sobre las relaciones entre forma, color, sonido y geometría que configuran la abstracción.
Pero Kandinsky es mucho más que un recorrido sobre su vida o un recorrido contextualizado y llano sobre su obra. Kandinsky es ante todo emoción, es expresión en estado puro, lo cual se disipa en la tranquilidad de las salas en las que tan solo se escucha el sonido sordo de las pisadas de los visitantes en la moqueta gris que da continuidad a un confortable camino, así como el murmullo acompasado de las audioguías que dichos visitantes escuchan.
Y es que vislumbrar una obra de Kandinski es asistir a una sinfonía de formas, colores y ritmos perfectamente orquestados, sin embargo la retrospectiva que se dedica al artista nos recuerda más a 4’33’’ de John Cage, que a una polifonía polícroma.
Porque el impecable envoltorio que protege las obras de Kandinsky no armoniza precisamente con la musicalidad de sus ritmos cromáticos, dificultando que el espectador se contagie de la sentida sinestesia kandiskyana.

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viernes, 4 de diciembre de 2015

INGRES

INGRES
24 NOVIEMBRE 2015 – 27 MARZO 2016
MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Ingres, uno de tantos artistas que en su tiempo fue admirado e incomprendido a partes iguales; elogiado y juzgado, alabado y cuestionado, aplaudido y criticado, ensalzado y censurado.
Esa es la visión objetivada que el Museo del Prado no solo no trata de ocultar, sino que se enorgullece de emplear, como adjetivo calificable que define la obra y vida del artista. Cuyas múltiples sombras tiñen las paredes de las salas que acogen las obras de este controvertido artista que se trata de redescubrir al público general.
Al recorrer las distintas salas de esta exposición monográfica, a medida que uno se acerca y aleja de la obra, pasea la mirada y escrudiña cada detalle, siente esa ambigua sensación de atracción y repulsión en la que ora fascina, ora decepciona, que debieron sentir sus coetáneos partidarios y detractores de ese lenguaje tan característico que abocaba hacia la renovación estética. Y es que del análisis de esta exposición se encuentra ese sabor agridulce que empapa su obra, caracterizada por un manejo impecable de las herramientas pictóricas, aunque no se pueda decir lo mismo del empleo de las materias.
Ingres se sabe un gran dibujante y se regodea en el manejo del lápiz, apreciable en los magníficos retratos que ejecuta, realizando un dibujo preciso, exacto, ajustado y de gran academicismo, con contornos extremadamente recortados que denotan el carácter intelectual de su personalidad. No obstante esa pulcritud lineal colisiona con la supuesta expresividad que busca en sus desproporciones e idealizaciones.
Por otra parte es un tenaz pintor, que indudablemente domina el uso del pincel y el color, pero cuya pintura debe lidiar con la apariencia recortada de sus formas, fruto de un exquisito dibujo. Por lo que sus imágenes son una configuración caótica de pastiches, más cercana al collage que a la pintura clásica que tanto estudia.
Es en este tira y afloja en el que el espectador llega a comprender la posición que este artista ha ocupado en el escenario artístico y que el Museo del Prado ha tratado de mostrar con la mayor veracidad posible.
Como si de una entrada enciclopédica se tratase, esta muestra ofrece al espectador un recorrido cuasi cronológico, en la que se trata de enseñar con el mayor rigor, profundidad y síntesis posible, la trayectoria artística de Ingres. Gracias a la cual se transmite la información necesaria para conocer las distintas facetas del artista cuya extensa formación en el dibujo impregnan la gran variedad de géneros que trata, partiendo de los retratos, hasta llegar a la pintura mitológica, histórica y religiosa, sin olvidar la gran cantidad de desnudos sensuales y vigorosos que realiza.
Por tanto esta es una exposición sencilla de recorrer, comprender y asimilar por un público que por pasivo que sea descubrirá la esencia que nutre a dicho artista. 

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